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Investigadores de IHCantabria miden la capacidad de los manglares a lo largo de su vida para atenuar oleaje y proteger las costas
Investigadores del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria) han publicado los resultados de un estudio que predice y confirma la capacidad de los bosques de manglares para atenuar el oleaje marino y proteger las costas. Bajo el título “Predicting the evolution of coastal protection service with mangrove forest age”, María Maza, Javier López Lara e Íñigo Losada firman un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista científica “Coastal Engineering”, concluyendo que, a los cinco años de ser plantados o restaurados, los manglares ya ofrecen su capacidad máxima de protección en condiciones de oleaje medias, y la mantienen a lo largo de su vida.
Estos datos son “fundamentales” para las políticas de restauración y protección de estos ecosistemas costeros, explica María Maza, que pertenece al grupo de Clima, Energía e Infraestructuras Marinas de la UC y al grupo de Hidrodinámica e Infraestructuras Costeras de IHCantabria. En los países en vías de desarrollo no existe una legislación estricta que proteja los manglares, que “históricamente han sido muy maltratados, por ejemplo para crear piscinas para el cultivo de camarones”. Según la investigadora, este tipo de instalaciones suponen la deforestación del entorno, son muy contaminantes y, al pasar unos años y dejar de ser productivas, se abandonan y el ecosistema se degrada”.
El trabajo realizado por los investigadores permite poner en valor los bosques de manglares como solución de protección costera. “Todo comenzó con unos ensayos que realizamos en las instalaciones del IHCantabria, con 134 réplicas de manglares, para cuantificar cuál era la atenuación del oleaje que producían”, cuenta M. Maza. En 2019 se obtuvieron unos primeros resultados, concluyendo que, en una geometría tan compleja como la del manglar, podían utilizar una única variable para determinar su capacidad de atenuación de energía: el volumen sumergido sólido.
“Basándonos en esto, lo que hemos hecho en este nuevo trabajo es obtener la capacidad de atenuación a lo largo de la vida del manglar, de tal manera que podemos saber la protección que ofrecen unos manglares muy jóvenes o la que ofrecen los adultos”, señala la científica. Los datos relativos a la evolución temporal son “muy relevantes” para campañas de restauración porque responden a una pregunta clave: ¿cuánto tengo que esperar para que el bosque me proporcione el servicio de protección costera que necesito?
Que esa capacidad de protección máxima se produzca a partir de tan solo cinco años podría beneficiar “a miles de personas en todo el mundo”, ya que los manglares son ecosistemas presentes en las costas de numerosos países, donde “proporcionan un servicio de protección costera diario que debe ser puesto en valor”, apunta María Maza. “Esperamos que estos resultados nos sirvan para ayudar a los gestores costeros en las labores de restauración, y también a divulgar entre la población la importancia de conservar estos ecosistemas”.
Para saber más:
“Predicting the evolution of coastal protection service with mangrove forest age”, María Maza, Javier L. Lara, Íñigo J. Losada: https://doi.org/10.1016/j.coastaleng.2021.103922