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IHCantabria presenta los resultados de un estudio que destaca el rol de la variabilidad climática en la protección de ciudades costeras y ecosistemas

por | 30 Oct, 2024 | Clima Marino y Cambio Climático, Noticias | 0 Comentarios

Su aplicación podría mejorar la preparación ante desastres y desarrollar mejores soluciones basadas en la naturaleza para proteger áreas urbanas de peligros hidrometeorológicos impulsados por las variaciones climáticas

Un estudio internacional, en el que ha participado personal investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), revela el impacto global que tiene la variabilidad climática, a largo plazo, en áreas urbanas costeras y ecosistemas. Sus resultados han sido publicados en la revista Environmental Research Letters.

Las zonas costeras −que albergan grandes concentraciones de población, centros económicos e infraestructuras críticas− son cada vez más vulnerables a fenómenos climáticos como tormentas de viento, oleaje y el aumento de la temperatura de la superficie del mar (SST, por sus siglas en inglés). Estos peligros no solo amenazan a las áreas urbanas, sino también a ecosistemas esenciales, como manglares y arrecifes de coral, que actúan como barreras naturales contra tormentas e inundaciones. Sin embargo, tal y como se explica en el trabajo, la mayoría de las evaluaciones de riesgo costero han pasado por alto el papel de la variabilidad climática natural a largo plazo en estas regiones.

El estudio titulado “Global assessment of interannual variability in coastal urban areas and ecosystems” representa un avance significativo en la comprensión de cómo los patrones climáticos naturales −como la Oscilación del Sur-El Niño (ENSO), la Oscilación del Ártico (AO) y el Modo Anular del Sur (SAM)− influyen en los peligros costeros. La línea de investigación a la que se refiere el estudio lo lidera la investigadora postdoctoral Itxaso Odériz, bajo la supervisión del director de Investigación de IHCantabria, Íñigo Losada. El objetivo del estudio fue identificar cómo los tres principales patrones climáticos—ENSO, AO y SAM—afectan a los peligros costeros a nivel global, particularmente en términos de promedios estacionales y eventos extremos. Al hacerlo, buscaron mejorar la comprensión de la variabilidad interanual de estos peligros y sus consecuencias, tanto para las áreas urbanas como para los ecosistemas.

Para alcanzar este objetivo, se realizó un detallado análisis de las condiciones de peligro costero, evaluando cómo varían los eventos extremos, con un período de retorno de 20 años, bajo la influencia de estos modos climáticos. El estudio incluyó datos sobre fluctuaciones estacionales y condiciones extremas en zonas costeras de alto riesgo, incluidas áreas con arrecifes de coral, manglares y grandes centros urbanos. La metodología de investigación implicó calcular anomalías compuestas estacionales para rastrear variaciones en las condiciones promedio y analizar eventos climáticos extremos asociados con diferentes fases del ENSO, AO y SAM.

Los hallazgos revelan el papel significativo que juegan estos modos climáticos en los peligros costeros en todo el mundo. Por ejemplo, la investigación muestra que el ENSO, particularmente en su fase positiva (El Niño), intensifica los vientos, el oleaje y las SST en varias regiones, incluyendo el Pacífico oriental, el Caribe y partes del Indo-Pacífico. Esta mayor intensidad de los eventos extremos de viento que afecta, patrones que se han identificado en los ciclones tropicales, especialmente en el Pacífico, un fenómeno que ha estado vinculado a las condiciones de El Niño. De manera similar, el estudio demuestra que tanto la AO como el SAM contribuyen a la actividad extrema de oleaje y viento en diferentes partes del globo. La AO, por ejemplo, está asociada con una mayor actividad de vientos en Europa durante el invierno, mientras que el SAM tiene un impacto notable en los oleajes de las regiones costeras de Australia, Sudáfrica y Sudamérica.

Efectos en arrecifes de coral

Uno de los aspectos fundamentales del estudio es el efecto de estos modos climáticos en ecosistemas críticos como los arrecifes de coral y los manglares. Los arrecifes de coral, altamente sensibles a los cambios en la SST, cuyos valores aumentan durante las fases ENSO+ y SAM+, cuando las SST aumentan significativamente, que puede provocar estrés térmico, blanqueamiento e incluso mortalidad. Las anomalías de vientos extremos en los ecosistemas de manglares, pueden inducir cambios en su estructura forestal o mortalidad de árboles durante eventos de vientos extremos.

Odériz y Losada subrayan que estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la gestión del riesgo costero a largo plazo y el desarrollo de estrategias de adaptación climática. Ignorar el papel de la variabilidad interanual, advierten, podría llevar a medidas de reducción de riesgos que no cumplan con su objetivo y comprometer la efectividad de las soluciones basadas en la naturaleza (SbN), como la restauración de manglares o arrecifes de coral, que se utilizan cada vez más para la protección costera.

El estudio también destaca la necesidad de integrar la variabilidad climática a largo plazo en el diseño y mantenimiento de estas SbN. A diferencia de las infraestructuras rígidas, los ecosistemas evolucionan con el tiempo en respuesta a factores ambientales y su capacidad para seguir proporcionando protección podría verse comprometida si no se consideran los efectos de los modos climáticos en la fase de diseño. Por ejemplo, los vientos extremos derivados del ENSO+ podrían alterar las estructuras de los manglares, y las SST más altas podrían reducir la capacidad protectora de los arrecifes de coral, afectando su efectividad para mitigar los peligros costeros.

Los autores sugieren continuar realizando investigaciones sobre el tema, para garantizar que las soluciones basadas en la naturaleza y otras estrategias de protección costera sigan siendo efectivas en un clima cambiante.

Acceso al estudio completo: aquí.